viernes, 31 de agosto de 2012

Poesía feminista: Grito indomable


Cómo van a verme buena
si me truena
la vida en las venas.
¡Si toda canción
se me enreda como una llamarada!
Y vengo sin Dios y sin miedo…
¡Si tengo sangre insubordinada!
Y no puedo mostrarme
dócil como una criada
mientras tenga
un recuerdo de horizonte.
un retazo de cielo,
una cresta de monte.
Ni tú, ni el cielo
ni nada
podrán con mi grito indomable.

María José Francisca del Carmen Caldaño



miércoles, 29 de agosto de 2012

Si me dices ‘ven’, ya no lo dejo todo


            El 8 de marzo de 1910 se aprobó el Real Decreto que permitía el libre acceso de la mujer a la universidad española, tras décadas de lucha y desobediencia civil femenina. Al poco tiempo de producirse este hecho fueron entrevistadas una serie de universitarias pioneras. El resultado de esta encuesta fue demoledor: la mayoría de ellas, por no decir la totalidad, no tenían previsto ejercer profesionalmente sus estudios en un futuro. Únicamente estudiaban motivadas por una inquietud intelectual, pero tras finalizarlos se dedicarían a hacer aquellos menesteres destinados para la mujer: ser madres y esposas.

            La mujer ha vivido durante centurias relegada a la espalda de un hombre, ya fuera un familiar o su esposo. Durante la Edad Media y la Edad Moderna fueron empleadas como auténticas ‘internacionales’ (término acuñado por el historiador Bartolomé Bennassar). Las usaron como moneda de cambio, como meras transacciones diplomáticas. En el siglo XIX aparecieron los primeros movimientos de corte feminista, aunque existen precedentes de pensadoras cuya contribución ha sido notoria para el feminismo, como Mary Wollstonecraft.  Estas luchadoras reclamaron derechos políticos y sociales para las mujeres. Sin embargo, muchas de ellas seguían viviendo al dictado de los roles femeninos impuestos por la sociedad patriarcal. Es más, el gran error de las primeras feministas fue que asumieron estos roles sin cuestionarlos, y creyeron que la igualdad pasaba por emular a los hombres en todo, incluso en su forma de vestir o actuar. Con el tiempo se dieron cuenta de que las mujeres y los hombres tienen diferencias esenciales, y que la igualdad pasa exclusivamente porque las mujeres tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades que los hombres.


            En las relaciones sentimentales ha sucedido lo mismo. Una relación de pareja, sea cual sea su naturaleza, debe concebirse como un pacto entre iguales, algo que no ha sucedido nunca, aunque en la actualidad comienzan a darse los primeros pasos, con algunos límites. Aún hoy sigue sin planteársele a un joven la problemática de la conciliación familiar y laboral, que parece que es algo reservado a la mujer.

            Las mujeres debemos aprender que tenemos una vida para compartir, no para entregar. Que tenemos pasado y presente, pero sobre todo tenemos futuro. Las mujeres somos compañeras desde la igualdad, con una vida y un futuro que tienen el mismo valor que el de nuestro compañero; y que compartir es consensuar, ceder y respetar.

            La concienciación es, en materia feminista, la clave. Las mujeres podemos hacer todo cuanto nos propongamos. Ahora sólo hace falta que nos lo creamos.


Rosa

sábado, 25 de agosto de 2012

¿Qué es eso de ‘feminismo’?


            Creíamos que el concepto de ‘feminismo’ formaba parte de nuestra sociedad, y se entendía como un valor positivo dentro de la misma. Sin embargo, actitudes y comentarios nos han llevado a la necesidad de abrir un post en nuestro blog para definirlo y, sobre todo, para derribar argumentos caducos bajo los que subyace una profunda misoginia. En los últimos tiempos ha emergido un discurso que cuestiona y desprecia el feminismo, y lo que es peor, nos sitúan a las feministas como las culpables de esgrimir un discurso “negativo” y “radical” para nuestra sociedad. Como siempre, las mujeres debemos soportar la carga de la culpabilidad. Sin embargo, somos conscientes de la naturaleza de este tipo de discursos, estamos acostumbradas y luchamos para combatirlos. Detrás de estas afirmaciones únicamente está el intento de callarnos, pues no soportan que las mujeres reclamemos lo que como ciudadanas de plenos derechos nos pertenece. El machismo no entiende ni de edades ni de ideologías, y debemos combatirlo.

            El feminismo es una corriente de pensamiento que lucha por la consecución de la igualdad legal y real ente hombres y mujeres. En ningún momento se habla de una superioridad biológica o moral. Se busca única y exclusivamente la igualdad entre hombres y mujeres, no la supremacía de las segundas sobre los primeros.


            En algunos espacios se presenta el feminismo como un homólogo del machismo. ERROR. El feminismo es una teoría de la igualdad mientras que el machismo es una teoría de la inferioridad. Que este discurso cale es brutal, pues el feminismo ha salvado cientos de vidas; el machismo mata a diario. No son lo mismo.

            Para concluir, añado la definición que la RAE da de la palabra 'feminismo' y algunas citas de grandes teóricas del movimiento feminista, que atestiguan todo lo mentado anteriormente.

En su vigésima segunda edición, la RAE define ‘feminismo’ como: Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres.

Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”
Mary Wollstonecraft, filósofa y escritora británica del siglo XVIII

No hace falta ser anti-hombre para ser pro-mujer
Jane Galvin Lewis, periodista estadounidense

No estamos contra ustedes, estamos a favor de nosotras
Red de Organizaciones Feministas

Rosa

martes, 14 de agosto de 2012

Poesía Feminista LGTB: “Me dijeron”

El otro día me dijeron
que frene la lengua,
que modere los actos,
que critique, que señale,
que me inconforme.

Pero, en voz baja.
Y entre nosotras.

Que los compañeros de lucha,
cualquier lucha,
se pueden sentir afectados.

Que espere, que el movimiento social,
cualquier movimiento social,
tiene planes para las mujeres,
pero, que espere,
todavía no es el tiempo, ni la hora.

El otro día me dijeron
que sea más responsable
al decir antipatriarcado,
al denunciar al que acosa,
al señalar al que desprecia.

Que cuide a los compañeros,
que sea amorosa,
que les haga sentir bienvenidos,
que mis reclamos no vayan a ofenderlos.

Me lo dijo una, que se dice compañera,
y le he preguntado.

Pero, no ha ido a ver al indio,
para decirle que denuncie bajito
al caxlan que lo desprecia.



Y no ha ido a ver al obrero,
para decirle que espere,
que sea más amable
en sus reclamos con el patrón.

Y no ha ido a ver al campesino,
para decirle que defienda su tierra
con amabilidad y sonrisa.

Pero a mí, sí ha venido a hablarme
para decirme que no vea,
que si veo no señale,
que no lo tome como ofensa.
Que comprenda.

Me dijeron.
Que finja, que no me dé cuenta
de que éste mira mis senos,
de que éste me estorba la palabra,
de que éste me llama a la elegancia femenina,
de que estos no son de los míos.
De que dicen lesbiana, pero en voz baja.

Que por las buenas son mejor las cosas.
Que no demuestre el abuso.
Que no llame machista.
Que no use la palabra misoginia
para el que me niega.

Que acompañe al movimiento
y, por las buenas, ya irá tocando la nuestra.

Me dijeron,
y estoy pensando que no es justo.

Para murmurar el descontento,
para perpetuar los roles,
mejor me habría quedado en casa a lavar los platos.

Que nada más no puedo.
Ni he de callarme.
Ni cerrar lo ojos, ni fingir.
Ni moderar la lengua ni los actos.
Que no dejaré de criticar, ni de señalar, ni de inconformarme.

Ya hemos dado mucho.
Ya dieron bastante mis madres y abuelas.
Hemos sido tantas:
las presas políticas,
las agredidas,
las trabajadoras,
las que sostienen la casa mientras la huelga,
las que siembran la tierra,
las sindicalistas,
las maestras,
las que nunca son nombradas,
las que toman los medios.
Las que barren y reparten volantes mientras el macho líder hace discurso.
Las que ya están hartas…
Todas, mis hermanas.

Que ya toca la nuestra y no para luego.
Que hay que decir: ya, a este tiempo y a esta hora.

Que para gritar contra la opresión, no hay corrección política.
Decir: hay una izquierda machista y reaccionaria, no me atemoriza.

Me dijeron, me sugieren, me invitan a moderarme.
Pero yo, nada más no puedo.

Yo entiendo ser mujer de otra forma.
Yo quiero de otro modo hacer las cosas.

No voy a disculparme,
No puedo condolerme.

Porque tengo esta voz.
Es voz libre y autónoma.
Es voz nueva, revolucionaria.

Tengo esta voz fuerte.
Voz lesbiana, nunca más silenciada.


Me dijeron
por
 Patricia Karina Vergara Sánchez

sábado, 11 de agosto de 2012

DECIDIR nos hace LIBRES

Esta entrada vamos a dedicarla, como indica el título, a hablar de un debate que sigue estando en boga, sobre todo después del ataque ideológico del Gobierno del Partido Popular a los derechos de las mujeres. Este post no va a hacer ninguna alusión al aborto, sino a la capacidad de la mujer para decidir sobre su cuerpo y su maternidad. El debate sobre la irrupción voluntaria del embarazo está sobradamente superado en cualquier país progresista del mundo. Es más, quienes siguen aferrados a este debate no hacen sino poner una cortina de humo a la verdadera cuestión: la capacidad de la mujer para decidir sobre ella misma y sobre su cuerpo. Les falta coraje para admitir que no dotan a la mujer de sus capacidades autónomas de decisión, y recurren continuamente al debate sobre aborto sí, aborto no. Debate superado desde hace décadas.

Si no estamos capacitadas para decidir sobre nosotras mismas, ¿cómo vamos a estarlo para ser madres? Definía el actual Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, el aborto como ‘violencia estructural’. Y yo me pregunto, ¿hay violencia estructural más grande que darle a una mujer a elegir entre la maternidad forzosa o la cárcel? 


En nombre de un supuesto progreso, la derecha pretende que las mujeres caminemos hacia un insoportable retroceso. Conviene resaltar que las del PP no son políticas pronatalistas, pues mientras obligan a la mujer a una maternidad forzosa, quitan de la sanidad pública los tratamientos de fertilidad. Obligan a las mujeres que no desean ser madres a serlo, mientras se lo impiden a las que sí lo desean. La visión de la mujer como el ‘ángel del hogar’, que alcanzaba su máxima feminidad siendo una ‘buena’ madre y una ‘mejor’ esposa, quedó ridiculizada y cuestionada con vigor en las décadas de los años 60 y 70 del siglo pasado. Ninguna mujer es más mujer por ser madre. Toda mujer tiene la capacidad de decidir sobre su maternidad, y el Estado el único cometido que tiene es garantizar la seguridad de la mujer. Si decide interrumpir su embarazo tiene que disponer de los medios para hacerlo de la forma menos traumática posible, pues, pese a la demagogia y la misoginia que desprenden los comentarios de algunas personas, NINGUNA mujer aborta por placer. Del mismo modo, las mujeres que deciden seguir adelante con sus embarazos o desean tener descendencia, tienen que estar amparadas por políticas que faciliten la natalidad.  

Queremos recordarle a los sectores más conservadores y reaccionarios de nuestra sociedad que lo que las mujeres nunca olvidamos es nuestro derecho a decidir. Las mujeres no pedimos favores, exigimos derechos, y seguiremos exigiéndolos.

En posteriores entradas ahondaremos en otras cuestiones como la legislación sobre la irrupción voluntaria del embarazo o los ataques ideológicos de la derecha contra la mujer, su capacidad de decisión y sus derechos. 


Rosa

viernes, 10 de agosto de 2012

Las diosas no existen


            La autoestima es clave para alcanzar cualquier objetivo, ya sea de forma individual o colectiva. Es difícil que un estudiante que se considera estúpido saque buenas notas o que un adolescente que se cree feo se anime a pedir una cita; del mismo modo, las conquistas sociales no se realizan si el pueblo se muestra pesimista.

La lucha de las mujeres por la igualdad debe sortear un gran obstáculo: el esfuerzo de la sociedad por bajarnos la autoestima.

Las mujeres inseguras suelen ser más dóciles y complacientes. Por eso los medios de comunicación potencian la inseguridad. ¿Cómo? Haciéndonos sentir feas. Día tras día, nos muestran una y otra vez modelos de mujer imposibles de alcanzar.

Las mujeres perfectas que nos muestran en las revistas son fruto del maquillaje y el retoque fotográfico.

Las diosas que nos enseñan en los medios de comunicación no existen. Hay quienes se esfuerzan por destapar las falsedades del maquillaje y los retoques fotográficos –la revista Cuore es un ejemplo–; pero, a la hora de la verdad, muchas mujeres terminan por asumir que nunca alcanzarán ese ideal de perfección. Esto puede causar una gran frustración, llegando incluso a provocar trastornos alimenticios y, en última instancia, el deterioro irreversible del cuerpo. Además, es una potente herramienta de control social: mientras las mujeres estemos preocupadas por adelgazar, tonificar nuestros músculos, engordar nuestros pechos, teñirnos el pelo y mejorar nuestra piel –todo ello con el único fin de agradar a los varones–, no nos preocuparemos por que se nos respete y considere iguales que los hombres.

¿Desde cuándo la belleza consiste en bañar a una chica en maquillaje y ponerle postizos en el pelo?

Hemos de ser realistas: nunca tendremos un cuerpo perfecto, liso y tonificado; nunca tendremos la piel de porcelana; nuestro cabello nunca será brillante y sedoso como en los anuncios. Porque las mujeres perfectas no existen. Pero no hay que asumirlo como una cruda realidad, sino reírnos de que alguien pretenda que realmente nos convirtamos en barbies.

La belleza real existe y está al alcance de todas: una sonrisa limpia, un olor agradable, una forma de vestir original… 

Los maniquíes de las tiendas son todos perfectos y también perfectamente remplazables. Un cuadro de Picasso no es perfecto, pero sí único.

Violeta



miércoles, 8 de agosto de 2012

¿Tienes miedo? ¡Llama al 016!

La violencia machista existe. Existe en tu ciudad, en tu calle; quizá en tu propio bloque de pisos haya una o varias mujeres sufriendo en silencio. Porque la violencia machista es una enfermedad silenciosa, un miedo crónico que parece no tener fin.

Pero lo tiene. La violencia machista tiene fin.

El primer paso es ser consciente de lo que se está padeciendo. Algunas personas tratan de minimizar la violencia machista, de convertirla en un problema light; hay quienes llegan incluso a intentar convencer a sus víctimas de que exageran. Tratan de hacerles creer que lo que sucede en su vida íntima es algo normal, algo que les pasa a todas las parejas. Pero es mentira.

Si crees que puedes estar sufriendo violencia machista por parte de tu pareja o ex pareja, recuerda: no tengas miedo. El primer paso para resolver el problema es reconocerlo.

El teléfono 016 es un teléfono gratuito que funciona las 24 horas del día. A él pueden llamar tanto mujeres que creen estar siendo víctimas de violencia física o psicológica por parte de sus parejas o ex parejas como familiares, amigos y conocidos, para recibir asesoría y apoyo de forma totalmente confidencial. Es un teléfono anónimo que no queda registrado en la factura ni en ningún otro lugar. El 016 lleva funcionando desde 2007, cuando el gobierno del PSOE decidió ponerlo en marcha para ayudar a las mujeres. Desde entonces, ha atendido a muchas y les ha ayudado a ponerle fin a su tormento y empezar una nueva vida.


Puede que estés sufriendo con tu pareja, pero no sepas exactamente de dónde viene tu sufrimiento. Puede que hayas notado actitudes extrañas en mujeres de tu entorno, pero no te atrevas a ponerles nombre. Temes estar precipitándote en tus juicios. Acusar a alguien de violencia machista es grave, pensarás. 

Ante la duda, llama. No pierdes nada por informarte, pero puedes salvar una vida.

Violeta

viernes, 3 de agosto de 2012

Mujeres en pie de guerra

 Mujeres silenciosas,
mujeres silenciadas,
en pie de guerra permanente
al final del túnel,
la libertad robada.

Yo las he visto
levantando barricadas,
esquivando el peligro en las fronteras,
en la posguerra interminable,
donde hicieran falta.

Os he visto compañeras
en la ciudad desmantelada,
la guerra que perdimos los hombres
vosotras supisteis ganarla,
vosotras supisteis ganarla.

Mujeres silenciosas,
mujeres silenciadas,
en pie de guerra permanente,
al final del túnel la libertad robada.


Yo las he visto en las cárceles condenadas,
en vanguardia de las huelgas,
luchadoras y valientes,
la dignidad muy alta.

Os he visto compañeras
en la ciudad desmantelada,
la guerra que perdimos los hombres
vosotras supisteis ganarla,
vosotras supisteis ganarla.

Mujeres silenciosas,
mujeres silenciadas,
ahora y siempre solidarias,
el futuro es vuestro,
al final del túnel la libertad ganada.

Os he visto compañeras
en la ciudad desmantelada,
la guerra que perdimos los hombres
vosotras supisteis ganarla.

Canción: "Mujeres en pie de guerra", de Loquillo y los Trogloditas. 


Recomendamos el documental, presentado también por el cantante Loquillo, que lleva por nombre el mismo título que la canción.