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jueves, 14 de febrero de 2013

¡Bailamos porque esta es nuestra revolución! #OneBillionRising

LIBRE TE QUIERO

Libre te quiero
como arroyo que brinca
de peña en peña,
pero no mía.


Grande te quiero
como monte preñado
de primavera,
pero no mía.


Buena te quiero
como pan que no sabe
su masa buena,
pero no mía.


Alta te quiero
como chopo que al cielo
se despereza,
pero no mía.

Blanca te quiero
como flor de azahares
sobre la tierra,
pero no mía.

Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

(Agustín García Calvo)


Amancio Prada interpretando "Libre te quiero"

viernes, 31 de agosto de 2012

Poesía feminista: Grito indomable


Cómo van a verme buena
si me truena
la vida en las venas.
¡Si toda canción
se me enreda como una llamarada!
Y vengo sin Dios y sin miedo…
¡Si tengo sangre insubordinada!
Y no puedo mostrarme
dócil como una criada
mientras tenga
un recuerdo de horizonte.
un retazo de cielo,
una cresta de monte.
Ni tú, ni el cielo
ni nada
podrán con mi grito indomable.

María José Francisca del Carmen Caldaño



martes, 14 de agosto de 2012

Poesía Feminista LGTB: “Me dijeron”

El otro día me dijeron
que frene la lengua,
que modere los actos,
que critique, que señale,
que me inconforme.

Pero, en voz baja.
Y entre nosotras.

Que los compañeros de lucha,
cualquier lucha,
se pueden sentir afectados.

Que espere, que el movimiento social,
cualquier movimiento social,
tiene planes para las mujeres,
pero, que espere,
todavía no es el tiempo, ni la hora.

El otro día me dijeron
que sea más responsable
al decir antipatriarcado,
al denunciar al que acosa,
al señalar al que desprecia.

Que cuide a los compañeros,
que sea amorosa,
que les haga sentir bienvenidos,
que mis reclamos no vayan a ofenderlos.

Me lo dijo una, que se dice compañera,
y le he preguntado.

Pero, no ha ido a ver al indio,
para decirle que denuncie bajito
al caxlan que lo desprecia.



Y no ha ido a ver al obrero,
para decirle que espere,
que sea más amable
en sus reclamos con el patrón.

Y no ha ido a ver al campesino,
para decirle que defienda su tierra
con amabilidad y sonrisa.

Pero a mí, sí ha venido a hablarme
para decirme que no vea,
que si veo no señale,
que no lo tome como ofensa.
Que comprenda.

Me dijeron.
Que finja, que no me dé cuenta
de que éste mira mis senos,
de que éste me estorba la palabra,
de que éste me llama a la elegancia femenina,
de que estos no son de los míos.
De que dicen lesbiana, pero en voz baja.

Que por las buenas son mejor las cosas.
Que no demuestre el abuso.
Que no llame machista.
Que no use la palabra misoginia
para el que me niega.

Que acompañe al movimiento
y, por las buenas, ya irá tocando la nuestra.

Me dijeron,
y estoy pensando que no es justo.

Para murmurar el descontento,
para perpetuar los roles,
mejor me habría quedado en casa a lavar los platos.

Que nada más no puedo.
Ni he de callarme.
Ni cerrar lo ojos, ni fingir.
Ni moderar la lengua ni los actos.
Que no dejaré de criticar, ni de señalar, ni de inconformarme.

Ya hemos dado mucho.
Ya dieron bastante mis madres y abuelas.
Hemos sido tantas:
las presas políticas,
las agredidas,
las trabajadoras,
las que sostienen la casa mientras la huelga,
las que siembran la tierra,
las sindicalistas,
las maestras,
las que nunca son nombradas,
las que toman los medios.
Las que barren y reparten volantes mientras el macho líder hace discurso.
Las que ya están hartas…
Todas, mis hermanas.

Que ya toca la nuestra y no para luego.
Que hay que decir: ya, a este tiempo y a esta hora.

Que para gritar contra la opresión, no hay corrección política.
Decir: hay una izquierda machista y reaccionaria, no me atemoriza.

Me dijeron, me sugieren, me invitan a moderarme.
Pero yo, nada más no puedo.

Yo entiendo ser mujer de otra forma.
Yo quiero de otro modo hacer las cosas.

No voy a disculparme,
No puedo condolerme.

Porque tengo esta voz.
Es voz libre y autónoma.
Es voz nueva, revolucionaria.

Tengo esta voz fuerte.
Voz lesbiana, nunca más silenciada.


Me dijeron
por
 Patricia Karina Vergara Sánchez

viernes, 3 de agosto de 2012

Mujeres en pie de guerra

 Mujeres silenciosas,
mujeres silenciadas,
en pie de guerra permanente
al final del túnel,
la libertad robada.

Yo las he visto
levantando barricadas,
esquivando el peligro en las fronteras,
en la posguerra interminable,
donde hicieran falta.

Os he visto compañeras
en la ciudad desmantelada,
la guerra que perdimos los hombres
vosotras supisteis ganarla,
vosotras supisteis ganarla.

Mujeres silenciosas,
mujeres silenciadas,
en pie de guerra permanente,
al final del túnel la libertad robada.


Yo las he visto en las cárceles condenadas,
en vanguardia de las huelgas,
luchadoras y valientes,
la dignidad muy alta.

Os he visto compañeras
en la ciudad desmantelada,
la guerra que perdimos los hombres
vosotras supisteis ganarla,
vosotras supisteis ganarla.

Mujeres silenciosas,
mujeres silenciadas,
ahora y siempre solidarias,
el futuro es vuestro,
al final del túnel la libertad ganada.

Os he visto compañeras
en la ciudad desmantelada,
la guerra que perdimos los hombres
vosotras supisteis ganarla.

Canción: "Mujeres en pie de guerra", de Loquillo y los Trogloditas. 


Recomendamos el documental, presentado también por el cantante Loquillo, que lleva por nombre el mismo título que la canción.






domingo, 29 de julio de 2012

MUJERES DE FUEGO, DE HIERRO, DE HIELO Y DE BARRO (MAREA VIOLETA)

Mujeres de fuego, de hierro, de hielo y de barro. Tantas mujeres como nombres y caderas, como pechos y sueños, como lágrimas y amaneceres.

Mujeres de África que se levantan con el sol para dar alimento y vida, para trabajar la tierra sea yerma o fértil, para abonar los caminos del futuro de un continente sin mañana; donde el hoy lo es todo.

Mujeres de Asia que reciben el ácido en la cara, que cosen los vestidos de las del norte, que pelean contra las manos y las piedras que las quieren lapidar, y pelean con el silencio, la palabra y con la barbilla en alto.

Mujeres que se levantan porque no saben vivir arrodilladas, mujeres que deciden que la tradición no les manda, mujeres que deciden cuál es su tradición.

Mujeres que en Afganistán no han disparado una sola bala, no han visto un solo dólar de la heroína, no han cultivado el opio, no han apretado el gatillo ni han volado escuelas.

Niñas que en Tailandia dan la mano a un extraño europeo para crecer sin identidad, ni libertad, ni derechos; porque no saben que existen.

Mujeres europeas que trabajan más horas y cobran menos, que hacen dobles jornadas laborales en casa y que cada día tienen que demostrar que si son guapas también pueden ser listas; y que si son feas necesitan ser aún más listas. Mujeres que son medidas por el ancho de sus caderas y de su pecho, vendidas en el mercado de la carne.

Mujeres de Latinoamérica, que cuidan a los hijos y las hijas de Occidente para que otras mujeres puedan pasar doce horas al día sosteniendo un sistema que se deshace en su propia sinrazón y les aleja de su vida.

Sistema que nos ha mentido y nos ha ofrecido una falsa liberación que consiste en trabajar el doble, y no por nosotras, sino por lo diabólico del propio sistema; para pagar las operaciones que nos harán más felices, para costear la ropa que nos hará ser más aceptadas.

Mujeres que aman a otras mujeres, mujeres que aman a hombres y hombres que no aman a las mujeres.

Hombres que matan a mujeres aquí y allí porque creen que son propiedad privada, marcadas por apellidos que no les corresponden, despojadas de la virtud de las virtudes, la libertad de espíritu. Mujeres que reciben bofetones, mujeres que reciben insultos, mujeres violadas, vendidas y extorsionadas. Mujeres a las que llaman “putas” (que palabra tan fea): las “putas” de un sistema que nos hizo muñecas del patriarcado.

Y también mujeres que se organizan y van a cambiar el mundo.

Mujeres con minifaldas, mujeres con pantalones, mujeres que se desnudan porque les da la gana y eso no las convierte en únicamente carne.

Mujeres que hacen la comida, lavan la ropa, y friegan los suelos pero aún no se considera que trabajen lo suficiente.

Mujeres que decidimos cuando, donde y como; que decimos que no cuando queremos decir que no y que decimos que sí cuando queremos decir que sí. Mujeres que disfrutamos del sexo cuando queremos y con quién queremos. Mujeres con derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Mujeres que queremos ser madres y mujeres que no queremos, y eso no nos hace menos mujeres.

Niñas que sufren la ablación para despojarlas de la libertad del placer por el placer y pone en peligro sus vidas. Y niñas que ahora dicen que desean vivir su vida sin el peligro de la mutilación genital.

Mujeres negras, blancas, orientales, indígenas, árabes y europeas, mujeres y niñas de todos los colores. Todas igual de diferentes; todas idénticas. Trabajar y amamantar, cuidar y calmar.

Mujeres capaces de hacer la paz mientras los que llegan por la noche sin mirarles a la cara hacen la guerra.

Mujeres que se reúnen en un círculo y se enseñan a escribir las unas a las otras, mujeres que se hacen las dueñas del agua, de la tierra y del fuego porque son de fuego, de tierra y de agua.

SER MUJER ES SER MUCHAS MUJERES. ES SER TODAS LAS MUJERES


Dedicado a Sakineh, condenada a lapidación por reconocer bajo tortura que había mantenido una “relación extramatrimonial”. A Hashí, una niña de la calle de Dacca. A Lakot, una ex esclava sexual de la guerrilla del LRA en Uganda. A mi madre, mis abuelas y mis tías. A todas y cada una de mis amigas. Vosotras sabéis por qué.

Este texto ha sido extraído del blog:  
Y de la página: