viernes, 6 de septiembre de 2013

Desmontando tópicos: 10 falsos mitos sobre el macho alfa

La lucha feminista está estrechamente vinculada a la ruptura con los roles de género tradicionales. Un rol de género es el papel que la sociedad otorga a un individuo en función de su sexo. La sociedad actual sólo admite dos tipos de identidad de género: masculina (macho) y femenina (hembra).

En primer lugar, conviene aclarar algunos conceptos: ¿por qué se habla de roles de género? ¿Por qué se utiliza esa palabra? El motivo no es casual: una cosa es el sexo de una persona, determinado por sus órganos sexuales (pene o vagina), y otra, la forma en que su comportamiento se adapta a lo que se espera de alguien con dichos órganos sexuales. Dicho de otro modo, tú naces con órganos sexuales masculinos o femeninos, pero es la sociedad quien te convierte en un hombre/macho o mujer/hembra.

La influencia de los roles de género tradicionales es muy grande y está presente en nuestras vidas desde la más tierna infancia. ¿Por qué los niños visten de azul y las niñas, de rosa? ¿Por qué los unos juegan con balones de fútbol y las otras, con muñecas? ¿Por qué “nenaza” y “marimacho” son considerados insultos?

¿Qué tiene de malo que un niño juegue con muñecas? ¿Es que él no será padre de mayor?

Los roles de género tradicionales perjudican, esencialmente, a las mujeres, dado que éstas son las eternas discriminadas (la hembra existe para el uso y disfrute del macho y, por ende, su vida queda subordinada a la del mismo), pero muchos hombres se sienten incómodos con el rol que les ha sido asignado. Son ellos quienes están impulsando, a veces, sin saberlo, las llamadas nuevas masculinidades.

Las nuevas masculinidades son aquellos comportamientos de los hombres que rompen con el modelo tradicional. Pero, ¿cuál es ese modelo?

He aquí los 10 rasgos del macho… y la reacción que éstos provocan en muchos hombres:

1. El macho no debe mostrar sus sentimientos. Da igual que tú, varón, seas una persona sensible: la sociedad te impide derramar una sola lágrima, salvo que tu equipo de fútbol haya perdido un partido importante. Por culpa de esta restricción, muchos hombres tienen serias dificultades para comunicarse con su familia, amigos y pareja, con la consiguiente ansiedad que este aislamiento provoca en ellos. La realidad es que los hombres tienen perfecto derecho a mostrar sus sentimientos.



2. El macho sólo debe preocuparse por “cosas de hombres”. Cuidar a niños y ancianos, ocuparse de la casa o, simplemente, dedicarse a actividades consideradas femeninas (poesía, danza, costura…) provoca el rechazo de las mujeres y de otros varones, ¡como si las labores de cuidado y del hogar no los incumbiesen también a ellos!

3. El macho debe estar obsesionado con el sexo. Hombres y mujeres por igual tienen periodos de mayor o menor deseo sexual, pero éstos están permanentemente obligados a excitarse y, sobre todo, a llegar al coito el mayor número de veces (y con el mayor número de mujeres) posible. Esto genera ansiedad en los varones; es triste que la viagra sea uno de los medicamentos más vendidos en todo el mundo. La actividad sexual es sana, agradable y muy recomendable, pero nunca debe convertirse en una imposición.

¿Quién ha dicho que los hombres siempre tengan ganas de sexo? ¿Es que ellos nunca se cansan?

4. El macho debe fijarse en la(s) hembra(s)… y presumir de sus conquistas. Delante de sus amigotes, únicamente hablará de mujeres rubias, con grandes pechos y muy, muy femeninas; y sólo alabará sus atributos sexuales. No importa que su amor platónico de toda la vida sea la empollona de turno, porque no es en ésta en quien debe fijarse. Esta idea es completamente absurda, puesto que a cada persona le atraen individuos diferentes a lo largo de su vida y, obviamente, no todos ellos responden al modelo tradicional.

5. El macho es polígamo por naturaleza. Falso. Hay hombres polígamos y mujeres polígamas, y también hombres monógamos y mujeres monógamas. La poligamia y la monogamia son elecciones personales y no vienen impuestas por la naturaleza.

6. Al macho debe gustarle el fútbol. No es un deporte más: es una religión. Por el fútbol puede llorar o pelearse a puñetazo limpio con otro hombre, si es necesario. Poco importa que tu deporte favorito sea el tenis o que, sencillamente, no te gusten los deportes: si no te gusta el fútbol, eres un ‘pringao’. Cuando el fútbol es sólo un deporte más.

El macho debe estar obsesionado con el fútbol.

7 Un macho no debe cuidar su aspecto físico. No vaya a ser que lo llamen afeminado. Sólo se le permite ir al gimnasio, para tener unos abdominales bien marcados que atraigan a las chicas. No hay ninguna razón por la que a un hombre no tengan que gustarle la moda o la peluquería, pero se considera que aquél que disfruta con una de las dos cosas es “maricón”. ¡Como si los gustos y la orientación sexual tuviesen algo que ver!

8. Un macho debe perder la virginidad a una edad temprana. Aunque no lo desee lo más mínimo, la presión social le empujará a hacerlo deprisa y corriendo, con cualquiera que se le ponga por delante. En realidad, todas las personas, hombres y mujeres, deberíamos esperar al momento adecuado (adecuado para nosotras, no para los demás).

9. El macho debe considerar a la hembra su eterna rival. La mujer es una santa o una puta, no hay un término medio. Basta con echar una ojeada al repertorio de canciones más casposas de nuestro país: cuando una mujer “rompe el corazón” de un hombre, se convierte en la puta, la bruja, la “mala pecóra”. La mujer es presentada como un objeto de deseo, cuidado o cólera, dependiendo de la situación, no como la amiga, amante y compañera que debería ser.

10. El macho se siente atacado por la lucha feminista. No entiende que las feministas son mujeres que luchan por sus derechos; está convencido de que éstas sólo buscan destruir los de los hombres. El macho recela de toda mujer a la que no es capaz de dominar. Sin embargo, la lucha feminista beneficia a ambos, puesto que la igualdad trae consigo toda una serie de cosas positivas para el hombre.

Y tú, ¿vas a romper con los roles de género?

"Así luce un/a feminista", reza la camiseta de estos jóvenes.



Violeta

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