sábado, 9 de febrero de 2013

10 síntomas de que tu pareja puede ser un maltratador


Generalmente, cuando nos hablan de maltrato o malos tratos, nos viene a la cabeza la imagen de una mujer golpeada, violada o incluso asesinada por su pareja o ex pareja. Pero los malos tratos no empiezan con el primer puñetazo: previamente, la víctima es maltratada psicológicamente. Un maltrato mucho más sutil, pero igualmente dañino y que, si no se detiene a tiempo, es la antesala de un peligro mortal.



Actualmente, están creciendo de forma alarmante los malos tratos en las parejas jóvenes. A las chicas se nos inculca, a través de los medios de comunicación, el cine y la literatura, la idea de que el “amor romántico” incluye episodios de malos tratos: discusiones violentas, invasión de la intimidad, violencia sexual…

Todo ello hace más difícil detectar el maltrato en las parejas de novios. Frases como “lo hace porque me quiere”, “está loco por mí”, “son cosas de pareja” y “los celos son normales en una relación” consiguen que las propias chicas consideren que lo que les sucede “es normal”. Y, si hablan de malos tratos, la gente piensa que son unas “exageradas”.



Desde Feminismo 3. 0., queremos ofrecerles esta breve guía a las jóvenes que no se sienten cómodas en su relación de pareja o sospechan que pueden estar saliendo con un maltratador, pero no se atreven a contárselo a nadie.

Os invitamos a reflexionar y a que, si reconocéis estos síntomas en vuestra pareja, toméis precauciones o abandonéis a quien os puede hacer mucho daño.

1. Controla tus movimientos. Siempre sabe dónde estás y con quién y se enfada contigo si frecuentas lugares o compañías que no le gustan.

2. Invade tu espacio. Se presenta sin avisar en tu casa, en tu lugar de estudios o trabajo o en el bar en el que estás de fiesta con tus amigos. No lo hace puntualmente, para darte una sorpresa, sino con frecuencia, obligándote a cambiar tus planes.



3. Critica a tu familia y amigos. No le gustan las personas próximas a ti y te lo hace saber, directa o indirectamente. Procura que estés lo menos posible con ellos.

4. Su relación con otras mujeres es pésima. Habla mal de sus ex, no tiene amigas (o sólo tiene amigas con las que alguna vez se ha enrollado) y no trata bien a su madre ni a sus hermanas.

5. Tiene un discurso burlón o despreciativo hacia las mujeres. Le gusta contar chistes machistas o decir que “todas las tías son iguales”. Cree que el feminismo es una gilipollez y las feministas, unas lesbianas insatisfechas.



6. Intenta que dejes tu trabajo, tus estudios o tus aficiones. Quiere que todo tu tiempo sea para él.

7. Pasa de ser muy dulce a enfadarse de forma violenta. Es un chico blando, casi empalagoso, pero sus enfados son desproporcionados y en ellos recurre al chantaje emocional, con frases como: “¡Con todo lo que yo hago por ti!”.

8. Si eres tú la que se enfada con él, reacciona montando en cólera. No sabe aceptar una crítica y siempre acaba explotando. Al final, te toca apaciguarle.

9. Te insulta, pero luego se arrepiente. Cuando discutís, te insulta y humilla, pero luego te pide perdón, finge que no ha sucedido nada o adopta una actitud “conciliadora” (de “borrón y cuenta nueva”).

10. Te presiona para que tengáis relaciones sexuales. Las hayáis tenido o no, insiste hasta la saciedad o se atreve a forzarte, directa o indirectamente, para que tengáis sexo cuando le apetece.

P.D.: Si alguna de vosotras quiere hacernos una consulta personal sobre su caso particular, desde Feminismo 3. 0. intentaremos ayudaros todo lo posible. Recordamos, una vez más, que el 016 ofrece información gratuita y confidencial sobre los malos tratos.


Violeta


domingo, 3 de febrero de 2013

¡Aborto ilegal, violencia estatal!


            El debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) está, desde que la derecha gobierna este país, en boga. Y es que cuando la derecha entra por la puerta, los derechos de las mujeres saltan por la ventana. El actual Ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, bajo un claro paraguas paternalista y conservador, quiere acabar con todos los derechos sexuales y reproductivos conseguidos por las mujeres, tras décadas de reivindicaciones. Con el PP hemos pasado de luchar para conquistar derechos, a luchar para no perderlos.

            La legislación de la interrupción voluntaria del embarazo es una conquista social que lleva detrás décadas de lucha. Legislar el aborto libre es acabar con la hipocresía de que las ricas viajen y las pobres se desangren. Estar en contra del aborto no es abogar por la vida, es callar ante los abortos clandestinos, que matan a miles de niñas y mujeres en el mundo cada día.

            La polémica sobre la interrupción voluntaria del embarazo está sobradamente superada en cualquier país progresista del mundo. Es más, quienes siguen aferrados a este debate no hacen sino poner una cortina de humo a la verdadera cuestión que se está debatiendo: la capacidad de la mujer para decidir sobre ella misma y sobre su cuerpo. Les falta coraje para admitir que no dotan a la mujer de sus capacidades autónomas de decisión, y recurren continuamente al debate sobre aborto sí, aborto no. Debate superado desde hace años.

Si según los sectores más conservadores y reaccionarios las mujeres no estamos capacitadas para decidir sobre nosotras mismas, ¿cómo vamos a estarlo para ser madres? Decía Alberto Ruiz Gallardón en sesión de control que el aborto es ‘violencia estructural’. Y yo me pregunto, ¿hay violencia estructural más grande que darle a una mujer a elegir entre la maternidad forzosa o la cárcel?


En nombre de un supuesto progreso, la derecha pretende que las mujeres caminemos hacia un insoportable retroceso. Conviene resaltar que las del PP no son políticas pronatalistas, pues mientras obligan a la mujer a una maternidad forzosa, quitan de la sanidad pública los tratamientos de fertilidad. Obligan a las mujeres que no desean ser madres a serlo, mientras se lo impiden a las que sí lo desean. No son políticas tampoco encaminadas a la conciliación familiar, porque mientras reducen los supuestos de interrupción del embarazo a dos (en lugar de 3, como tenía la Ley de 1985), sacando de los mismos el de malformación del feto, le dan la estacada mortal a la Ley de Dependencia.

Ninguna mujer es más mujer por ser madre. Toda mujer tiene la capacidad de decidir sobre su maternidad, y el Estado el único acometido que tiene es garantizar la seguridad de la mujer. Si decide interrumpir su embarazo tiene que disponer de los medios para hacerlo de la forma menos traumática posible, pues, pese a la demagogia y la misoginia que desprenden los comentarios de los y las antiabortistas, NINGUNA mujer aborta por placer.

Imaginen por un momento un país donde a las mujeres nos prohibiesen la maternidad; ahora imaginen otro donde nos la impongan. El embarazo es una cuestión que vive la mujer en primera persona, pero lo legislan médicos/as, políticos/as, y hasta curas.

Queremos recordar a los sectores más conservadores y reaccionarios de nuestra sociedad que lo que las mujeres nunca olvidamos es nuestro derecho a decidir; y que las mujeres no pedimos favores, exigimos derechos.

Todas las mujeres, todos los derechos, todos los días. ¡Basta de criminalizar a las mujeres! El cuerpo de la mujer es un campo de batalla que sólo le pertenece a ella. ¡Por un aborto libre, seguro y gratuito!

Rosa

martes, 15 de enero de 2013

EL DÍA QUE COMPRENDÍ QUE NO ME RESCATARÍA NINGÚN PRÍNCIPE AZUL


               Mujer. Pasados los 20, pero más cerca que de los 30. Estado: encontrándome.

            El primer beso. El primer chico. Las inseguridades y los complejos. Todas hemos vivido esa edad complicada que atravesamos las mujeres, y que nos puede dejar marcas irrevocables. Yo también me enamoré del chico mayor con aires de intelectual interesante. Y también me temblaron las piernas al ir a hablar con ese chico misterioso que me dejaba sin palabras. Y eso, en mí, es difícil. He tenido complejos, he llorado, me he desanimado. Y ha venido “LA amiga” a lanzarme un salvavidas. Unas veces me comía el mundo, y otras veces el mundo me comía a mí. Los 15 y la irremediable necesidad de vivir en los extremos. He conocido errores que besaban bien. Y ese chico que tenía un “no sé qué” que me volvía loca. El imposible de domesticar, y el complejo de ONG; creer que conmigo sería diferente. Y volvían las inseguridades. Vivir en un bucle de emociones dispares. 


            Desde niñas, la sociedad patriarcal, la literatura y el cine nos han inculcado que la felicidad máxima la experimentaremos cuando consigamos al chico de nuestros sueños. Cueste lo que cueste. Aunque tengamos que hipotecar nuestra vida y vender nuestra propia esencia al mejor postor. Es ese amor inventado e irreal lo que nos ocasiona a las mujeres innumerables problemas de autoestima. Si un chico nos rechaza nos desanimamos, si nos desanimamos acechan los fantasmas de la inseguridad, si estamos inseguras nos infravaloramos, si nos infravaloramos nos devoran; si nos devoran, ya nos tienen sometidas.

            Se puede ver la luz. Derribar de una patada todos los roles que nos imponen. Antes de definirnos, las mujeres ya fuimos definidas. Leer, instruirnos, concienciarnos y organizarnos. Comprender que el mejor maquillaje que tenemos es una personalidad auténtica, que nos hace únicas e irrepetibles. Y siempre una sonrisa en la boca. Y caminar con la cabeza alta, porque somos mujeres, estamos preparadas, sabemos lo que queremos y no dependemos de nadie, ni económicamente ni emocionalmente. Elegimos sobre nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y nuestra vida con total libertad, sin que ello nos conlleve ningún estigma social. Somos libres, auténticas, únicas. Somos mujeres.

Rosa

lunes, 7 de enero de 2013

HOMBRES FEMINISTAS: COMPAÑEROS DE VIAJE


            Definía Simone de Beauvoir, pionera de la lucha femenina, el feminismo como <<una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente>>. En definitiva: como una forma de entender, y vivir, el mundo que nos rodea.

            En este sentido, hemos defendido siempre la autonomía de la mujer en la lucha feminista. Es decir, las mujeres debemos asumir que todo lo que hemos conseguido ha sido gracias a nuestra lucha. Que nadie nos ha regalado nada. Que poseemos las capacidades suficientes para liderar nuestro ideario feminista. Lo hemos dicho muchas veces: conciencia. Las mujeres necesitamos ser conscientes de nuestras capacidades individuales, y también colectivas.

            Hemos condenado la demagogia con la que se ha tratado el feminismo desde algunos sectores conservadores, y también masculinos, que lo han llegado a definir como un sinónimo de ‘machismo’. El machismo mata a diario, el feminismo salva vidas. El machismo es una teoría de la discriminación, el feminismo es una apuesta por la igualdad real entre hombres y mujeres.


            En este sentido, nos sentimos muy orgullosas de todos los hombres que nos acompañan en la lucha, que portan el feminismo como una seña de identidad. La lucha por la igualdad es una batalla que nos concierne a todos y todas.

            Sin embargo, no estamos dispuestas a relegar la lucha feminista a un segundo estadio o, en su defecto, a incluirla dentro de una lucha ‘superior’, que lejos de atender nuestras peticiones y reivindicaciones, las sitúa en una posición de subordinación.

            En conclusión, el feminismo, como cualquier lucha que enarbole la igualdad, es una cuestión que nos atañe a todos y todas. Sin exclusión. Pero debemos entender la grandeza de la lucha. Entenderla de forma autónoma, no como parte indisoluble de una lucha mayor. 

Rosa

jueves, 25 de octubre de 2012

Machismo callejero: no quiero tu piropo, sino tu respeto


¿Alguna vez has visto a una chica por la calle y...

...le has gritado un piropo?

...le has gritado una obscenidad?

...le has tocado el culo al pasar?

...te has puesto en su camino con intención de intimidarle?

¿Alguna vez has creído que esa actitud era inocente?


Este vídeo fue emitido en el programa argentino Duro de Domar. Quizá invite a algunos a reflexionar.

jueves, 11 de octubre de 2012

Música contra el maltratador



Con esta entrada, queremos transmitirles nuestro reconocimiento a esos grupos de música que, desde estilos muy diferentes, rechazan públicamente a los maltratadores. Nuestro blog no tiene demasiados seguidores, pero aún así nos gustaría darles las gracias desde aquí.

Saratoga



Bebe


Ska-P


Melody


Andy & Lucas


Mägo de Oz


Reincidentes

martes, 2 de octubre de 2012

Concienciar a las mujeres

Uno de los principales problemas de las feministas es la falta de concienciación de las mujeres en nuestra sociedad. El feminismo continúa siendo visto como una suerte de radicalismo político-social; o incluso, desde el punto de vista de algunos hombres -¡y mujeres!-, como el fruto de frustraciones de corte sentimental o sexual.

Hay mujeres que confunden el feminismo con despreciar a los hombres. Los mal llamados "chistes feministas", en los que se ridiculiza al varón por cuestión de sexo, son tan absurdos como los chistes machistas y sólo contribuyen a reforzar la imagen de las feministas como despechadas. Declarase feminista y acto seguido afirmar que "los hombres no saben hacer dos cosas a la vez" es contradictorio.
Este mal llamado "humor" es injusto y denigrante para los hombres, insulta a aquellos que creen en la igualdad y desacreditan el feminismo y a las feministas.
Por otro lado, nuestra cultura sigue presionando a las mujeres para complacer a los hombres en todos los aspectos de la vida. La moda, la cosmética, incluso la cirugía estética -que a veces pone en peligro la salud y hasta la vida de quienes se someten a ella- están orientadas esencialmente hacia las mujeres, que tienen la obligación de estar bonitas para gustar. Se nos enseña a llevar escotes y falda corta incluso en invierno, a subirnos en tacones incómodos e imposibles y a ser discretas, cariñosas y complacientes. Puede que hayamos adquirido derechos políticos y civiles, pero la sociedad sigue otorgándonos un papel complementario al de los hombres.

Este es el modelo de mujer que se nos muestra en la publicidad.
La educación recibida hace que muchas mujeres teman declararse feministas, o incluso rechazen frontalmente el término. Por si fuera poco, el hecho de que se valore el éxito de una mujer en función de la atracción que ésta ejerce sobre los varones provoca un espíritu competitivo y muchas veces destructivo que aniquila cualquier atisbo de solidaridad femenina, tan necesaria para alcanzar la igualdad.

Desde este blog animamos a las más jóvenes a rebelarse, tanto contra el rol que tratan de imponernos -¡no somos complementos, somos seres capaces!- como contra la competitividad entre nosotras. Para lograr la igualdad, tenemos que estar unidas.




Violeta